Ortodoncia
Promoción de Septiembre
Odontología
Especialidad que trata las enfermedades de las encías. El enrojecimiento, la sensibilidad y el sangrado al cepillar los dientes, son signos de inflamación de las encías. La etapa inicial es la “Gingivitis”, la que se produce por un acumulo de placa bacteriana, por una mala higiene oral o una técnica de cepillado errónea. Esta etapa es reversible, ya que el hueso y el tejido conectivo que sostienen los dientes aún no son afectados, sin embargo, si se deja sin tratamiento, la gingivitis evoluciona a “periodontitis” y puede provocar daños permanentes a sus dientes y huesos maxilares. La periodontitis debe tratarse inmediatamente, ya que esta enfermedad no se detiene y se sufren consecuencias como movilidad y desplazamiento dentario.
La enfermedad periodontal es una enfermedad muy común que puede pasar desapercibida por que no causa dolor, lo que provoca que, cuando el dentista diagnostica la enfermedad, los daños producidos ya sean muy serios e irreversibles para la salud dental.
Es importante destacar que los pacientes acudan a controles periódicos cuando presentan enfermedades periodontales, para prevenir una nueva infección y evitar sus consecuencias.
Hay distintos factores o causas que producen o aceleran la enfermedad periodontal, los más comunes:
Todos estos factores provocan el mismo efecto: la formación de sarro dental.
El sarro, solidificación de placa bacteriana en los dientes, es algo que todas las personas, en mayor o menor medida, generan y acumulan en los dientes y encías. La placa bacteriana se elimina gracias a un buen cepillado e higiene dental, pero cuando se convierte en sarro, éste sólo se elimina a través de una higiene o limpieza dental profesional. Esta es una de las razones por las que siempre se aconseja realizar visitas periódicas al dentista.
Si no eliminamos el sarro dental, parte de este sarro, que es como una arenilla dura, rugosa y con bacterias, irá infectando la encía, lo que se conoce como el proceso inicial o gingivitis. La gingivitis inflama la encía alrededor del diente, pudiendo ocasionar sangrado fácilmente al cepillarnos la boca.
Además, el sarro acumulado se va colando entre encía y diente (formando bolsa periodontal) y afecta a todos los tejidos que soportan el diente, como el hueso que lo sujeta. El hueso, como cimiento del diente, retrocede y, con ello, acaba perdiéndose la sujeción dental.
Si la enfermedad periodontal está muy avanzada, los dientes al perder su soporte natural (el hueso) terminan por moverse. Lo que puede ocasionar la pérdida parcial o total de nuestros dientes.
En algunos casos, el dentista limpia el sarro que se ha colado por debajo de la encía, realizando curetaje o raspado radicular (limpieza manual por debajo de la encía para eliminar el sarro interno) y frenando así el proceso de destrucción de tejidos.
En casos de mayor destrucción de hueso el dentista puede diagnosticar tratamientos más severos, con cirugías periodontales y, en ocasiones, realizar injertos de hueso artificial.
Si, finalmente, se pierde algún diente a causa de la enfermedad periodontal, es posible sustituir los dientes naturales por dientes artificiales con prótesis dental. Actualmente las prótesis pueden ser sujetas gracias a los implantes dentales, de forma fija o removible.
¿Cómo evitar la enfermedad periodontal?